Acción de gracias

Hace un mes que nuestros teléfonos sonaron para traernos esa noticia que no quisimos escuchar ni creer.
Y la ironía que nosotros, justo nosotros, gente de la comunicación, quisimos ese día que la comunicación no existiera.
A un mes el dolor se transforma y para nosotros, sus colegas, es una silla vacía, una anecdota (siempre con una risa asociada) un teléfono que no vamos a marcar otra vez.
A todos los que hoy estamos acá, que no lo conocimos a Diego ni como padre, ni como hijo, ni como esposo, ni como hermano, sino como colega, su partida nos dejó un dolor inmenso y esa sensación de impotencia tan difícil de explicar y tan parecida a la bronca.
Pero este es el momento de la acción de gracias, y tenemos muchas para dar, que espero resumir:
- Gracias por habernos permitido andar parte del camino juntos
- Gracias por esa noche, la de tu despedida con el Grupo Kolbe en la que, como nunca antes habíamos hecho, nos pusimos serios y brindamos mirándote a los ojos (vos con Coca cola) y te dijimos todas estas cosas que voy a tratar de repetir ahora, y que creo es la mejor lista que te puede describir como colega (nunca sospechamos que te estábamos despidiendo para un viaje tan largo)
Esa noche te dijimos que:

-Sos generoso sin límites
- Que siempre tenés una sonrisa para acompañar
- Que sos el tipo del llamado cuando alguno lo necesita
- Que estás siempre disponible, para ir a las reuniones, para aportar, para discutir, para compartir con alumnos tu experiencia.
- Que sos una especie de Droopy, que está en todos lados, muy temprano a la mañana y en las comidas de Dircoms.
- Que tenés esa extraña cualidad de estar a la mañana reunido con un ministro y al rato estar mirando el partido de Boca en una tele de los mozos del Sheraton.
- Que como profesional, adonde fuiste dejaste cosas, armaste equipos, dejaste que otros crezcan.
- Que contagias entusiasmo.

Es muy difícil describirte en pasado.

Un gracias final.

Alguno de nosotros andábamos por la vida creyendo que los amigos del alma son aquellos que nos acompañan desde que somos chicos, los que comparten cumpleaños, viajes.
Diego, a quién conocimos más grandes, en el ámbito de nuestra profesión, nos demostró que no es verdad. Que es posible encontrarnos de grandotes, a estas almas sin igual.

Otra vez gracias por el camino que compartimos, Coloso.

Para tu misa Diego, del 24 de Septiembre de 2008

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