El alma de Luqui viaja en primera




Estuvieron una sola vez juntos en su pueblo griego.
Pero Nacho no se acordaba, tenía tres años, y todo lo que hoy cuenta de esos días felices en Atenas con su hermano Luqui, es producto de la obsesión por saber, por preguntarles a todos los tíos vivos, por ponerles epígrafes parlantes a esas fotos que ya casi no se ven y su imaginación.
Se llevan unos 17, y esos recuerdos que Nacho cuenta, que recuenta, son de hermano-padre. De figura paterna bis.
Luqui mundano, mujeriego, eterno electricista de barcos de carga. Volvía de cada viaje por el mundo con historias que Nacho escuchaba como en misa, con programas de cine, caramelos de nombres raros y cajitas de fósforo que Nacho siempre sabe adónde están.
Ese ritual es, todavía hoy, una de las mejores cosas que le pasaron en la vida a Nacho. La llegada de Luqui de un viaje, su desparramo estudiado y secuencial de sorpresas arriba de la mesa, sus abrazos a mamá, su beso en la frente a Nacho y rascada de cabeza. Su dejar las cosas en el rincón, quedarse en camiseta y calzoncillos (blancos) y recuperar su cama, la de al lado de la ventana, para fumarse un cigarrillo mirando el techo.
Y Nachito ahí, en el piso, todavía con sus recuerdos nuevos en la mano, pidiendo más.
Desde esos días que planean este viaje juntos a tierra de los viejos.
Nacho tiene unos 100 kilos más que en esos días y casi ningún diente propio.
Y una mujer y cuatro hijos.
Pero se le ve la misma sonrisa debajo de la barba descuidada. La misma cara fresca que tuvo. La misma chispa en los ojos.
“Cuando cumplas los 18 vamos Nachito” le dijo Luqui a los 12 y es fecha quedó clavada en la cabeza, en los libros del colegio y en las cartas a Elena, su esposa, a quién conoció a los 16.
Y después la vida, que la colimba, que Luqui cambiando de barcos, que la enfermedad de mamá, que el taller, que los chicos, que la guita.
Pero para Nacho, un chico, los 18 se iban corriendo. Será a los 21 cuando sea mayor, a los 25 entes de que nazca el primero, a los 30 unos días y la llevamos ala vieja.
Lo imaginó cien veces. La llegada (que iba a ser en barco y ahora era en avión) la recorrida por el pueblo, la vuelta por la plaza por la que juraba haber jugado toda una tarde entera.
Poca ropa, consejo de Luqui. Andá liviano Nacho, por la vida siempre liviano. Un bolsito nomás, qué hay en la vida que no se pueda meter en un bolso?
Cuando murió mamá, los dos abrazados y entre llantos, le prometieron que se iban a ir juntos, a avisarle allá a la familia.
Nadie pude llegar a Berazategui para el entierro.
Ahora fue otro el que partió.
Luqui murió una mañana de Agosto, flaco y feliz como siempre fue.
Nacho, que volvía a despedirse de un padre, juntaba sus cosas para regalarlas y quedarse con un par de recuerdos (buscaba su carnet de marinero y algunas fotos que nunca había visto pero que sabía que Luqui tenía) cuando encontró una carta a su nombre.
Tenía fecha de hacía una semana y decía:
“La cagué gordo. No les dije nada para no joderles la vida, ya bastante tenés vos con los tuyos, pero tengo cáncer.
Hace un año más o menos me dijeron en España.
Aunque cuando abras esta carta ya no me vas a poder putear, decidí por esa misma fecha que no me iba a dejar que me hicieran nada. Ni inyecciones, ni placas ni rayos ni nada.
Junté los últimos viajes pendientes para despedirme de algunos lugares en los que fui nerviosamente feliz, y si Dios me deja, termino todo lo que tengo planeado.
Sería una cagada que me agarre lejos, entonces esta carta no tiene sentido.
Pero si estoy en Argentina, si la ves antes de que me manden abajo, te voy a pedir un último favor Nachito:
Juntá los mangos que te dejo en el sobre, comprás un pasaje a Grecia y te llevás mis cenizas allá y las tirás en el mar. Me hacés la gauchada?
Gracias hermano.
Luqui”
Fila 24 pasillo. La mochila apretada entre las piernas.
Al fin, piensa Nacho y se sonríe.
Aunque Luqui se las haya arreglado para ir en primera.
Se lo merece.

Comentarios

Jean ha dicho que…
Realmente me atrapó desde el comienzo... cuento corto, como bien avisaste, pero me encantó!!! te dejo un beso!

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