Detesto a los que sirven el helado

Detesto sus movimientos, su autosuficiencia, su coreografía milimétrica. En estos días insoportables de Noviembre, más lejos que nunca de las nueces y los budines, nos preparamos para otra calurosa navidad en Buenos Aires. Eternamente templada y húmeda, cuándo nos dejaremos de joder y haremos culto a las papayas y los mangos. Mientras tanto, cada vez voy menos a las heladerías para no encontrarme con ellos...


Lo miro a los ojos, él me esquiva, nunca mira directo a los ojos.

Hay mucha gente en el local, mucha, empieza la primavera y el local está que rebalsa. A las 1315 hierve de gente que terminó de comer y quiere un helado para la vuelta al escritorio.
Ellas ya mostrando curvas, ellos en camisa.
Y el no mira a nadie, habla con sus compañeros, de temas triviales que no adivino. Hay risas calladas. Miradas de costado.
Y comienzan el show.
La danza.
Los movimientos sensuales, precisos, insoportables.
Un cuarto de moka y chocolate amargo.
Sigue sin mirarme y ejecuta. Busca como en puntas de pié el vaso de un cuarto, lo tiene detrás suyo, en el mostrador de madera que recorre todo lo ancho del local. El no mira fijo nada, como un autómata se estira sin mirar, arquea su espalda y toma el vaso exacto. Los demás vasos, los que quedaron en la pila amenazan bambolearse, pero el tirón fue exacto. No se caerán, nos harán sufrir unos segundos y no se caerán.
Va directo a la tapa correcta. ¿Cómo lo hace? Hay cien tapas, una por helado, y él va directo a la moka. ¿Cuánta gente pide moka por día? ¿Cómo lo recuerda? O será que lo sabe? Él va directo a la tapa que está al fondo. Toma el hongo que hace las veces de botón para la tapa y lo aprisiona entre los dedos mayor e índice. Pega un tirón y la tapa sale, se corre de su lugar pero no descarrila. Deja ver el interior, el tacho que contiene el helado. El tuerce el cuello, espía, una ráfaga es su mirada. Y acierta, dibuja una sonrisa de costado, débil, acierta siempre pero necesita saberlo, festejarlo a su manera.
Ahora corre la tapa con velocidad y cuando trato de concentrarme en el movimiento ya hundió la cuchara y trabaja en el interior. Y revuelve, y masajea el producto, lo soba, lo tierniza, lo acaricia. Y trabajan sus músculos del brazo y mira hacia el centro del salón como tomando aire y cuando parece que me va a mirar a los ojos se hunde en el agujero. Mejor dicho, hunde su brazo hasta que su cara, su cachete izquierdo queda casi tocando la tapa del mostrador. Parece que su brazo midiera dos metros y que su esfuerzo es máximo ahora. Hasta la cara se le pone roja. Y sigue el movimiento, como una búsqueda.
De pronto, todo en décimas de segundos, parece que tironea, que está luchando con un escualo enorme, pero tira y sale airosa la cuchara repleta de moka, que depositará en el vasito de cuarto kilo.
¿Cómo elige cuál irá arriba y cuál abajo? Hay reglas? Densidades? Recomendaciones? Se verá este tema en cursos, en seminarios internacionales a los que nunca nos invitan? ¿Quién establece estas prelaciones? Son naturales? Hay que respetar determinados gustos con sus rangos e historias por sobre otros ?
Pone el helado en el vaso. Va a fondo. Trabaja el depósito. Se contornea. Es una danza que llega a su máxima expresión. La mano blande la cuchara con presteza, con lujuria. Ya está todo adentro. Se asegura y mira el vaso, que siempre toma de su base, de una manera irrepetible (no intenten hacer esto en casa) lo vuelve a mirar orgulloso, comprueba el espacio para un segundo, tercer gusto, y en fracción de segundos decide que está bien, que hay espacio para ese segundo sabor que elegí y que recuerda sin margen de error.
Me da la sensación de que, mientras terminaba de acomodar el contenido de la moka, repasaba discreto la próxima tapa, miraba de costado, identificaba el próximo paso para no fallar. Para adelantarse a su compañero.
Va hacia el chocolate amargo y repite el movimiento. Todo exactamente igual. Otra vez el brazo, el esfuerzo máximo. Se yergue, se pone firme, es alto.
Está todo ahí. Entró todo, no sobra nada.
Camina pasos cortos, le dice algo a su compañera, por lo bajo. Llega a la balanza. Espera que termine un morocho cara de pocos amigos a quién la ropa le queda demasiado holgada. Es la misma ropa pero no luce como la de el. Compruebo que es el motoquero que está preparando pedidos.
Llega su turno, con destreza hace bailotear el vaso entre sus dedos y lo deposita en la balanza. Milagro! Pienso, 250 gramos exactos. Ahora si me mira, quiere que reconozca su destreza. Me mira y busca aprobación con la mirada. Sonríe. Golpetea con sus dos manos, con movimientos que se me antojan cadenciosos el vaso contra el mostrador. Como ordenando al helado que se acomode, que se ponga a gusto en su nuevo hogar. Lo hace y ahora termina el rito con la colocación de la tapa. Nunca vi un movimiento igual, tan preciso, tan elegante. La tapa llega justa, sus dedos índice y pulgar la llevan a su encastre y con una leve presión ya está en su lugar.
Esa tapa para ese vaso. Así de simple.
Le da unas vueltas al vaso, lo mira, lo termina.
Toma un repasador y recorre el contorno con lascividad.
Luego lo mete en la bolsita, con servilleta y cuchara.
Me lo alcanza y cuando creo que voy a poder decirlo, grita setentayocho!!!
Mi respiración me juega una mala pasada. Otra vez al borde de la taquicardia.
Gentes raras los heladeros.
De mierda.


Septiembre 2008

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
También tengo fascinación por "ellos" y su mundo, algunos infieles de mi familia dicen que me tienen fichado soy de la pequeña secta que no deja que el "kinotos al wisky" desaparezca (yo adivino ser parte de una mayoría silenciosa que espera poner un nuevo orden en el mundo)...alguna vez lei del Ar.Levingston (gran chamuyero) que el también libra una batalla contra estos seres fríos y blancos, les pide un helado de vasitos chiquitos pero en un contenido en una vaso mediano...él sabe -y lo comprobé- que no pueden evitar poner siempre de mas.Livingston vos y yo somos parte de una guerrilla clandestina...creo que en el fondo pura envidia de no saber como saben donde esta cada gusto sin equivocase.Abrazo.Cristian dR

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